17 sept 2012

Mi Camino de Santiago. Etapa 3. Comillas – Colunga.

MI CAMINO DE SANTIAGO EN BICICLETA: LA RUTA NORTE (Bilbao-Santiago de Compostela)
1 al 8 de septiembre de 2012


Etapa 3. Comillas - Colunga. 

Empezaré por el final. Estoy tumbado, escribiendo, sobre la cama de mi habitación del Hotel Entreviñes de Colunga, adonde he venido a parar después de las vicisitudes que ahora contaré.
Lo que quiero, primeramente, es reflejar la bonhomía del carácter asturiano, que más allá de brindar un trato profesional, te dan ese plus de cariño que te hace sentir realmente como en casa.

Hoy ha sido un día casi perfecto. La experiencia en el albergue, primera para mí, se puede valorar positivamente por lo que tiene de aceptar con normalidad la integración en un grupo de personas que, respetuosamente, hacen uso de los escasos servicios que proporcionan estas instalaciones, y como parte negativa, sobre todo el tener que soportar los ronquidos de un peregrino que, cual búfalo salido del cuaternario, atronaba con su gutural bramido que hacía retumbar la estancia que compartíamos otras 15 personas. Más allá de eso, las estrecheces lógicas en espacios reducidos como aseos y duchas, incomodidades para lavar y tender la ropa… nada que no se supiera; de todos modos, el albergue de Comillas no debe ser de lo mejor, por lo que contaba la gente.



Bueno, anécdotas aparte, me desperté temprano –los ruidos de los demás ayudan- pero habiendo dormido lo suficiente, y conseguí organizar la bici sin mayor contratiempo. Tenía dudas, pero conseguí encontrar un bar abierto que me diera de desayunar, muy bien por cierto.

Partí de Comillas siguiendo los consejos de una de mis referencias en este Camino, el forero Tomás Sánchez, alma mater de bicigrino.com, quien aconsejaba seguir una ruta por una carretera comarcal pegando a la costa que resultó bellísima, y que me dio oportunidad de fotografiar numerosas estampas, a pesar de la no muy buena luz a esas horas. Se trata de una “carreteruca” que va a parar a San Vicente de la Barquera, de no más recorrido (al menos no mucho más) que la nacional.






Una vez en San Vicente, claro, nueva parada a sacar fotos. Qué privilegio de sitio. No sé si habrá muchos mejores. Saqué fotos desde diversos ángulos y me puse a subir hacia lo que yo suponía sería Unquera, pero claro, una cosa es ir en coche y parecerte que llegas enseguida y otra hacerlo en bicicleta.

Pero bueno, Unquera llegó y también, al poco, el cruce con Asturias, cosa que yo deseaba porque simbólicamente era importante dar el paso y porque también siento una simpatía muy especial por esa tierra, donde he tenido que vivir por razones laborales y donde siempre me han hecho sentir fenomenal.

Así que, una vez en Asturias y tras dos horas más o menos, paré a tomar un 2º desayuno a base de café “king size” y corbatas, así como a comprar un par de latas de Aquarius. Esta bebida está siendo todo un descubrimiento. La diluyo con agua y lo tiene todo: refresca, hidrata, está rica y yo creo que hasta alimenta, aunque puede que esto último sea un mero efecto placebo.

Tras unos momentos / kilómetros de cierto impasse climatológico, con un chispear amenazante pero que no fue a más, iba tirando a buen ritmo tras confundirme a la salida de Bustio (1er pueblo de Asturias), por hacerme el listillo. Tenía que haber tomado la carretera dirección Colombres, pero por fiarme de mi instinto y no mirar la guía que llevo fui a parar a la “pista”, como llaman a la general que están arreglando, y así tuve que soportar un buen trecho de tráfico pesado, con sus molestias de ruido y polvo.

Así hasta Pendueles. Aquí está recomendado meterse en el pueblo y tomar la ruta GR-E-9 (Gran Recorrido) que, durante lo que me parecieron unos 10 a 15 km., te va llevando por bellos parajes que no tienen demasiadas complicaciones para los que vamos en bicicleta.



Realmente merece muy mucho la pena, y además la alternativa es horrible (carretera general atestada de tráfico ligero y pesado, polvo, obras, peligro…).

Bien. La ruta te lleva a Llanes. De aquí tomé una comarcal (de las que se dibujan en verde en los mapas) muy buena, con asfalto impecable y buen arcén. El tráfico que había era sólo de turismos, que en algunos casos iban un poco fuerte, la verdad. Así que conecté mi luz posterior, por si acaso.

Arboledas, zonas boscosas… un placer para la vista. A eso hay que añadir que el día estaba siendo magnífico para pedalear, con una temperatura óptima ¡e incluso ligero viento a favor! Había que aprovechar esa conjunción de factores. Tampoco había los desniveles del día anterior, todo ayuda.





Así que me planté en Ribadesella, final teórico de mi etapa del día, a las 14:30 h. Busqué un sitio para comer que tuviera pasta (los spaghetti carbonara de la noche anterior fueron gloria bendita) y decidí hacer un tramo más, por pequeño que fuera. Eso que me quitaba para el día siguiente. Después de comer y de sacar unas fotos desde el puente sobre el río Sella, salí, siguiendo las indicaciones de la guía, por una carretera local que discurre a través de urbanizaciones (qué casas…) y te saca de la población en dirección a San Pedro, y tras pasar el albergue al final de una endemoniada cuesta se continúa hacia la población de Vega.



Decidí internarme por el Camino oficial, más indicado para peregrinos andando en este caso, y un error por mi parte. Cuestas duras, caminos pedregosos y hasta poco aptos incluso para peregrinos a pie, ya que los zarzales están a punto de cerrarlos en alguna zona ¡a ver esos servicios de mantenimiento! Pero bueno, mi optimismo del día me había llevado a ese punto de absurda intrepidez. Sudaba a chorros en las cuestas, muchas de las cuales subía andando, claro.

Por fin, una vez alcanzada la carretera comarcal –la verde- decidí hacer los últimos 12 kms. que quedaban hasta La Isla sin volver a tomar el Camino oficial. Es decir, por carretera.

El albergue de La Isla, recomendado por su modernidad y equipamiento, con bar cercano y hasta tienda de ultramarinos, se quedó en deseo. Estaba completo. Me tuve que buscar las habichuelas para encontrar sitio donde pasar la noche, y a pesar de la buena voluntad de la hospitalera del albergue de La Isla, que hizo una gestión con un hotel de la localidad (¡abría a las siete!, y eran las seis) decidí tirar hasta Colunga, 3,5 km. más adelante, ya con las fuerzas muy justas y dispuesto a aferrarme casi a cualquier sitio que tuviera un catre, un lugar para dejar la bici y una lavadora.

El resto ya lo sabéis.

Creo que ya voy encontrando respuestas…


EL DÍA EN CIFRAS:

TOTAL KILÓMETROS DÍA: 103,97

TIEMPO INVERTIDO (Sin contar paradas): 7 h.09’15”

VEL. MEDIA: 14,53 km/h

KILÓMETROS TOTALES: 264,4












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