6 ago 2014

El puto eje

Se va un señor. Se va Xavi. Sólo de la Selección, dice, pero uno barrunta que el adiós será paulatino pero inexorable.

Cómo plasmar en unas pocas líneas todo el fútbol que este hombre ha dado. Sin hacer ruido, sin crear polémica ni querer ser protagonista. 

Hubo un partido, no recuerdo bien, hará cosa de cinco o seis años. El Barça jugaba muy bien pero quizás todavía no había explotado en la etapa de Guardiola. El balón se movía por el centro del campo como en tantas ocasiones, y recuerdo que yo veía el partido tratando de buscar un sentido a lo que los jugadores hacían. El rival parecía tener controlado el resultado. El balón circulaba y circulaba. De pronto, me paré a pensar y me di cuenta de que el eje, la referencia sobre la que pivotaba todo el juego del Barcelona era ese jugador chiquito, que se daba la vuelta muy rápido y que giraba la cabeza antes de que le llegara el balón. Para ver dónde estaba el compañero, claro. O sea que era esto. En ese momento lo descubrí. El juego se convirtió en música.

Su habilidad (ahora ya muy venida a menos), para girar sobre sí mismo hacia el exterior, sin ocupar medio metro cuadrado de césped, debiera haberla patentado. Sólo se lo he visto hacer a él. En el campo podía parecer que se llegaba a burlar del adversario cuando lo único que hacía era darse tiempo a buscar la mejor salida de balón posible, aunque sea por aburrimiento del contrario.
Luego vino lo demás. El juego excelso e imbatible del Barcelona, la admiración del resto de jugadores y entrenadores en España y en el extranjero, en público o a escondidas ¿eh, merengues?, la llegada de los otros jugadores excelentes a su equipo que daban contenido a esa idea de cómo había que jugar, la imbatibilidad de la Selección Española y lo que todos conocemos.

Aunque suene feo decirlo, no se me ocurre mejor forma de definirlo. Xavi ha sido el puto eje sobre el que se ha apoyado y ha basculado el juego de la Selección, y también de su equipo. Xavi por sí mismo, sin hacer ruido, ha definido una época en el fútbol, porque su manera de entenderlo ha sido asimilada por jugadores y entrenadores. Del Bosque dijo en 2012 (segunda Eurocopa) que Xavi era más importante para la Selección que cualquier seleccionador. Con eso queda dicho todo.

Estaré siempre agradecido a Xavi. Tengo recuerdo de muy pocos jugadores en el sentido de causarme sensación al verlos, de tomar conciencia de que eran grandes y que su paso por el fútbol lo iba a mejorar. Dirceu, Laudrup, Ronaldo (Nazario, no el de ahora), Zidane son ejemplos que me vienen a la cabeza. Y Xavi sin duda tendrá un lugar entre ellos. Aunque no le hayan distinguido con ningún reconocimiento internacional a título individual. A pesar de eso, su talla creo que es unánimemente reconocida en todo el universo fútbol.

Por último, y no menos importante, queda la talla humana. Las referencias directas que tengo de amigos que le han abordado pidiéndole fotografiarse con él no pueden ser mejores. Se mostró accesible, simpático y nada endiosado. Por otra parte, es conocido que mantiene el apego tanto a su lugar de origen (Tarrasa), como a su familia, como no podía ser de otra manera. Guarda su vida privada en la más estricta intimidad. Ha interiorizado aquello de que un jugador profesional tiene que ser un buen ejemplo para los niños, pero el hecho de que lleve una vida alejada de los saraos y del papel couché tiene más que ver con su propia forma de ser que con ese sentido de la responsabilidad que, por natural, no le cuesta esfuerzo asumir.

No sé el tiempo que le queda en el fútbol de élite. Casi diría que da igual. El descanso se lo ha merecido, y mi agradecimiento como aficionado lo tendrá siempre.

Salut i bona ventura, Xavi. Gràcies per tot i fins a sempre.