9 abr 2008

Bilbao-Bilbao 2008

La Bilbao-Bilbao, bien. Por partes: en su inicio la hice con mi amigo Dani y una compañera suya de trabajo, que era la primera vez que la hacía y que al parecer no tenía otra experiencia aparte del spinning. Esta chica se iba quedando en los repechos, así que para el km. 10 más o menos me dijo Dani que me fuera a mi aire, con mis compañeros habituales. Así lo hice, además acompañado por mi amigo Fructus, un chico fabuloso y padre de un compañero de mi hijo Alvaro. Fructus iba con bici de montaña y aguantó bien hasta la cuesta de Barrika (por Plencia), donde empezó a flaquear un poco y ya en Umbe se fue quedando. Decidí acompañarle para que no quedase solo (imagen de la foto)
y a mitad del recorrido, en el avituallamiento del Parque Tecnológico, acordamos que él se quedaría a esperar a su grupo de “mountainbikeros” que venían por detrás y yo mi iría hacia delante en busca de mis colegas de la S.C.

A partir de aquí, tras diez minutos de parada para comer y beber algo, tiré para adelante a toda leche, pasando mogollón de gente –siento que suene pretencioso, pero así fue- en los toboganes de Artebakarra y hasta Munguía. Había conseguido contactar con uno de los colegas en el Parque Tecnológico, que me avanzó que habíamos quedado en el bar “Dena Ona”, justo antes de los cuarteles.

A partir de Munguía, me enganché con un grupo de lebreles que tiraban como posesos y fuimos a toda órdiga, no sé ni a cuánto, pero era la leche. Al llegar al bar en cuestión allí no quedaba nadie. Así que vuelta a andar, poco a poco hasta que me pasó otro grupo a buena velocidad y a quienes me enganché (se nota mucho el efecto rebufo en los tramos llanos en bicicleta) hasta el pie de Gerekiz. Subí a ritmo y, tras la bajada antes de Morga, empecé a subir Morga a mi ritmo, y entonces empecé a encontrarme con los primeros “cadáveres” de entre mi grupo de conocidos: el primero, Fernando, un tiarrón de 1.90 m y unos 90 kg., con calambres. El segundo, Juanma, un poco más adelante, que iba a su aire y esperando a su hijo que venía un poco por detrás. Más adelante a Ricar, con quien finalicé la ascensión y que según me dijo ya iba “justito” porque no había entrenado demasiado.

Tras la bajada, tiré hacia delante a lo que podía a ver si echaba mano a los que me faltaban. Pero a la altura de unos 2 km. antes de Galdácano estaba la marcha neutralizada con un coche de la organización, Ertzaina, etc., habiéndose montado una aglomeración de mil pares de narices. No se podía pasar, así que nos llevaron a 25 por hora hasta Bilbao. Lo malo es que ¡a 25 por hora también en la subida del “Col de la Basilique”!, el repecho justo antes del túnel de Begoña, y ¡dolían las piernas…!

Bueno, llegamos sin más novedad a la una pasadas. Había salido a las 8 y veinte, un poco antes de darse la salida oficial.




Pasé un día extraordinario. No hizo especialmente buen tiempo, más bien fresco, pero al menos no llovió. Ya a la altura de Umbe arriba tenía una gran sensación de pena porque se me escurría la mañana entre los dedos…

Un paisano parece que falleció de infarto, yo no lo vi pero me contaron que le habían visto cómo le daban masaje cardíaco... por lo menos el hombre murió haciendo lo que le gustaba en la vida.

No hay comentarios: