13 sept 2007

Urkiola

¡Hola! Me he animado a incorporar un relato sobre el que considero la pequeña "Meca" del ciclista vizcaíno, para mí el monte más duro de Vizcaya, y eso que desde que lo han reasfaltado dicen que está un poco descafeinado... habrá que probar un día de éstos. Pero me ha parecido que refleja bien el esfuerzo y lo entre perplejo y esperanzado estado de ánimo con que afronté el puerto hace y la friolera de ¡siete años!

Muchos saludos a todos,

Edu




Domingo, 30 de julio de 2.000

10:45 h., el regreso.

Mi mujer, al verme llegar y cruzarse nuestras miradas, me inquirió:

- ¿Qué, qué tal?

Sólo pude responderle:

- Estoy vacío.





1.- INICIO DE UNA AVENTURA.


6:28 AM. El despertador ya ha sonado.

Es la hora. Pereza, mucha pereza. Me levanto, me refresco un poco y a vestirme. Desayuno un plátano y café con galletas, como siempre.

7:15 h. Llego al lugar previsto, Erletxes. Aparco y, después de echar la meada del miedo en unos arbustos mirando de reojo por si a alguien le sienta mal, me preparo para salir. Pienso que, después de estos últimos días, un coche aparcado en un lugar tan solitario (no hay ningún coche más) puede despertar sospechas, pero en fin... que llamen a mi mujer y que les ponga al corriente.

7: 19 h. Salida. Las primeras pedaladas me dicen que no voy fino, será por la hora o por las tripadas de esta semana. Se me ha olvidado pesarme antes de salir, aunque no creo que lo que he dejado de ver sea especialmente alentador.

Pasan un par de km., voy dirección Durango, hasta allí todo es llano. Al menos en coche lo parece. A mano derecha veo campas blanquecinas de rocío. El sol aún no ha salido, detrás del monte Oiz hay unos rayos anaranjados que se escapan entre alguna nube que está aparcada en su cima, aunque hoy no va a ser día de muchas nubes, ni de pocas.

Voy con el 19 metido, a veces el 17, que estreno junto con el 15. Ten calma, ella está ahí, esperando, no se va a mover. Vuelvo a poner el 19. Si pedaleo con cierta alegría puedo ir a 26/27 km/h con él. Hoy no es un día para calcular medias, pero sabes que lo vas a hacer. Hoyes un día para llegar, para hacer lo que te has propuesto hacer, en el tiempo que haga falta. Desatasco las cañerías nasales cada dos por tres, no respiro a gusto, nunca lo he hecho, quizás hubiera debido operarme hace años para abrirme las fosas nasales.

A las 8 puedo estar en Durango (km. 16), y a las 9 arriba, si llego. Son 5,6 km. de ascensión con una pendiente media del 9,3% y rampas del 14%, he leído esta semana en Internet. ¿Adónde voy yo? He de regular, paro otra vez, la cosa es llegar, sólo son 5,6 Km, por malos que sean sólo son 5,6 km. Me grabo esa cifra y me digo que he de memorizar el parcial de mi marcador cuando empiece el puerto, para saber en cada momento cuánto me queda, por si ello me puede ayudar.

Otro repecho, es el tercero ¿no hemos quedado en que era todo llano? Mierda, no sé si quitar plato pero me basta con subir hasta el 21. Regula, regula. Estoy lleno de ansiedad.

7:42 h. Salgo de Amorebieta. Hay bastante tráfico a pesar de la hora. He visto la primera cuadrilla en bici, que salía en ese momento, pero en sentido contrario.

La ansiedad se confunde con el temor y con la duda -siempre la duda-, me voy acercando, paso Boroa, Euba, enseguida me planto en la papelera, Celulosas del Nervión. No huele mucho, eso pasa cuando hay viento sur ¿viento? No sopla una brizna de aire. Luego, en Durango, me llegará el tufo.

Por aquí pasará el pelotón de profesionales el domingo que viene a 50 por hora. Yo voy a la mitad.



2.- CAMINO DE LA CUMBRE.

Llego a Durango, enfilo la carretera de Vitoria y allí están las moles. Un gran peñasco rocoso a la izquierda, otro más verde a la derecha. La carretera irá por el medio, me digo ¿pero adónde voy? Parece ir picando hacia arriba, porque ya no pedaleo con la misma soltura, que tampoco era mucha.

Recuerdo nombres de algunas empresas que conocía, Fosroc, Prolim. ¿Dónde está Mañaria? Primero llego a Izurza, hay una cantera tremenda. Hace poco se despeñó un obrero con un dúmper. Caída libre de 70 metros, nada se pudo hacer.

Pedaleo inseguro, bajo coronas, vuelvo a subir. Arriba, a la izquierda, está el Amboto, también cubierto por un manto de niebla. Allí está ella, esperando... Estoy seguro, es la Dama. Ella también sabe.

Llego a Mañaria. Muchas casas tienen carteles pidiendo el retorno de los presos a Euskal Herria, mapa negro con flechas rojas. Sangre y muerte.

Sigo, es el pueblo de Gorospe. Me pregunto qué le diría si me lo encuentro. Cuando se retiró, Induráin vino a cumplimentar su adiós en una prueba bajo la lluvia tan intrascendente como emotiva. Pude haberme acercado a El entonces, me gustaría tener su firma en el libro con su biografia. Otra vez será.



3.- LA SUBIDA.

8:12 h. A la salida de Mañaria, tras una pequeña recta, veo un gran cartel azul anunciando: "PUERTO DE URKIOLA: ABIERTO". Y detrás, la primera rampa. No me da tiempo a pensar, en cuanto llego quito todo y meto el 26, todo lo que tengo. No hay más, aquí estamos. A aguantar y a sufrir.

Comienzo sentado, a un ritmo que creo tranquilo y no me agota demasiado, al menos de momento. Pronto se suceden las curvas de herradura, la pendiente no desciende, es siempre la misma.

Rompo a sudar, el frío inicial ha desaparecido. Pasan coches, demasiados. Muchos franceses (estos gabachos, por no gastar en autopista son capaces de todo). Más rampas. Empiezo a pasarlo mal. Me levanto, un rato en bailón me ayuda. Al poco, la baja cadencia que llevaba se ha esfumado y me doy cuenta de que sólo debo intentar no parar. Empiezo a preocuparme por lo que llevo de subida, tengo fijo en mi mente el "28,2" en el parcial que me indicará que el infierno ha terminado. Aún llevo solamente 600 m de subida.

Animo, te vas a sentir orgulloso de ti mismo el resto del día, y parte de los siguientes, te dices. Hay que luchar. Me viene a la mente la rampa de Txakurzulo. Agujero para perros como yo, con su 14% ¿Dónde me estará esperando?

Más coches, ningún ciclista, sigo como puedo. No puedo con el desarrollo, el desarrollo me puede a mí. Si tuviera un 28...

No importa, ahora no importa.

1,4 Km ¡ya llevo el 25%! Debo seguir. Veo un caserón, pero no pone Txakurzulo ¿habrá cambiado de nombre? Cuesta tiene, pero no más de lo que acabo de hacer.

Estoy subiendo por donde pronto lo harán Jiménez, Escartín y Heras. Yo he llegado antes ¡fletes!

Un poco más adelante, posado tranquilamente en una curva a la izquierda, un cuervo parece observarme con siniestra e insolente mirada. Me acerco lentamente, no se inmuta. Está a sólo 5 metros de mí ¿se estará cachondeando de mi parsimonia? En ese momento, pasa un coche y echa a volar.

Llego a una zona con mucho verde, a la izquierda de repente no hay árboles, sólo unas ovejas pastando tranquilamente en una campa preciosa. Los equivocados somos nosotros que vivimos ahí abajo, qué paz se respira aquí.

Miro el marcador. 8 kmh. Faltan 3,2 km. Empiezo a creérmelo. Así que esto es un puerto de primera. Me voy animando. De vez en cuando me levanto, me ayuda a desentumecerme un poco. Veo una fuente, pero no paro. O subo de una vez o no subo.

Paso una zona más descansada, no meto otro piñón, prefiero recuperarme. Es el segundo descanso, antes tuve otro pero más corto. Ya no habrá más.

Llego a Txakurzulo, es un antiguo restaurante reconvertido en casa rural. Lo veo, aún de lejos, asomando tras una de tantas rampas. Una ese cerrada, y de repente, me doy cuenta. Ahí está el puñetero 14%, se ve a simple vista. Es una recta de -al menos- ­300/400 m, imponente. Ralentizo, si cabe, mi marcha, y cuando llego me pongo de pie sin pensar. Sigo de pie y arrastrándome, cada pedalada me cuesta más que la anterior. 6 kmh. Será que es lo mínimo que puede marcar.

Llega la curva, parece que algo se suaviza la cosa, será que volvemos al 9%. Vuelvo a sentarme. Quiero pedalear de una manera homogénea, no cabecear, no dar chepazos... Sufre, pero que no se note. Espíritu de Bugno. Imposible.

Tengo hambre pero ya comeré arriba. Que tire el organismo de las reservas que tanto me sobran. No quiero mirar atrás, qué rápido se desandaría todo.

Al poco, un caminante. Faltan 1,4 km. Tardo en cogerle. ¿Hay alguna fuente arriba? le digo. Creía recordar que sí, pero ahora mi mente no funciona, sólo pienso en llegar. Me dice que sí, frente a la ermita, que le espere en el alto y me acompañará. Narices, quiero subir yo.

Es un kilómetro y ya está, está conseguido.

Por fin veo el bar en el alto, ello me impulsa y, sin quererlo, mis piernas se mueven más rápido. Pero dura poco, no hay fuerzas extras, debo volver a mi "ritmo".

8:52 h. Cuando corono el alto, fugazmente veo el cartel con la altitud (700 y algo) y giro a la izquierda, en dirección a la ermita. La rampa se las trae pero no importa, veo la fuente y eso basta. Está logrado, ¡puedo decir que he subido Urkiola! A la altura del cartel miré el reloj: 39 minutos, mi número de mensajero ¡me gusta!


4.- EL RESTO DEL "PASEO"

El resto es pura anécdota, aunque una bellísima anécdota. En la bajada hacia Otxandiano el berrido de un cabrón (en su primera acepción del diccionario) acompaña mi paso. La bajada no es demasiado pronunciada y, cuando llego al pueblo, tras girar a la derecha ¡horror! Me encuentro con el cartel: PUERTO DE DIMA: ABIERTO.

Pero no hay tal puerto, son unos pequeños sube-baja que me tomo con la mayor filosofía, el objetivo está cumplido.

Me he comido en el alto dos barritas y voy a comerme una más. Paso por la preciosa zona de acampada, con sus barbacoas y todo, del Parque Natural de Urkiola, y por una granja escuela con un montón de chiquillos sentados a la puerta. Son las 9 y 20 de un domingo, y ya están todos vestidos y preparados para ¿qué? Es igual, seguro que algo bueno.

Llega la laaaaarga bajada hasta Dima. Casi no quito el piñón pequeño, aunque un par de veces me da la sensación de ir frenado por avería ¿o seré yo el "averiado"? 45 - 48 kmh ¿cómo puede ir nadie a esta velocidad en llano? Me parece imposible, jamás podré hacer algo semejante.

Una vista me emociona particularmente. Un águila, halcón o algo parecido, ave rapaz en todo caso, planea en medio del silencio a mi derecha. Está más bajo que yo y apenas se mueve, está suspendido en el aire en lo alto de un valle circundado por montañas, una de las cuales es la que estoy bajando.

Llego a Dima, luego a Yurre, una obra me retrasa al confundirme en la salida del pueblo, pero controlo todo eso para luego saber con exactitud la velocidad media. A pesar del esfuerzo, durante la subida he podido calcular el error del cuenta-km. Con bastante fiabilidad, en un tramo de 10 km: un 4% de exceso. Con ello podré saber mejor cómo ando.

Quiero mejorar la media (siempre lo mismo). La larga bajada me da tiempo a calcular la velocidad de la ascensión: han sido 39 minutos para hacer 5,6 km. O lo que es lo mismo, la escalofriante velocidad de 8,6 kmh. Algo así como 7,5 min. para hacer cada kilómetro. En alguna parte oí que los buenos emplean 2,5 min. por km. en las etapas de montaña...

He visto bastantes ciclistas subiendo Dima, ahora también me cruzo a muchos en la general Bilbao- Vitoria por Barázar, pero todos van en sentido contrario ¿por qué?

En la bajada hacia Usánsolo, me yergo en la bici soltando las manos del manillar y comiéndome las ganas de levantar los brazos. Al llegar a El Gallo, coincido con un (al parecer) corredor aficionado, de unos 20 años, que me adelanta pero me pego a su rueda inmediatamente. No puedo decir que haya adelantado a ningún ciclista, pero tampoco quiero ser sobrepasado. El tío lleva catalina pequeña y el piñón 3° más pequeño. Eso sí, es increíble la cadencia de pedaleo. Yo con 52x17 y a duras penas puedo aguantarle ¡va a 35 por hora! Pasamos como flechas a un vejete y me desengancho al llegar al coche, al que llego con una sensación de felicidad enorme a las 10 y 13 minutos.






CIFRAS:

Kilómetros recorridos: 67,9 (menos el 4% de error = 65,2 km.)
Tiempo empleado, una vez descontadas las paradas: 2 h. 44 mino .
Velocidad media (real): 23,9 kmh.
Velocidad media subida a Urkiola, tomada desde el cartel anunciador situado justo antes de la 13 rampa: 8,6 kmh.



CONCLUSIONES:

1ª) Sigo siendo un globero de mierda.

2ª) A pesar de eso, he subido Urkiola.

3ª) Induráin dijo una vez que envidiaba a los carpinteros y a los albañiles, porque eran capaces de crear cosas con sus propias manos, mientras que él se limitaba a subir una montaña para luego bajada, pero la montaña siempre seguía allí. Allí estaba antes, y allí seguía después, imperturbable.

Eso es cierto, la montaña no ha cambiado, pero uno mismo sí.

No hay comentarios: