Siento que una parte de mi vida como padre se acaba. Son ciclos, y aquel que empecé con toda la ilusión acompañándoles cuando eran críos ha llegado a su fin. El aita que enseñó a volar. Ahora empiezan a volar solos, y experimento una mezcla de orgullo, cansancio y satisfacción por el deber cumplido que me hace querer descansar y observar las cosas desde fuera.
Adelante, hijo. Vive, sé feliz y disfruta. Si quieres consultarme algo, ya sabes donde estoy. Mientras, permaneceré observándoos desde la sombra.
Os quiero. Aita.
1 comentario:
Cómo te entiendo, hermano
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